viernes, 1 de agosto de 2008

Botones y luces de colores

Me fascinan. Supongo que hay gente para todo, y a mí me tira la electrónica. Todos esos pequeños o grandes aparatitos con botones y luces, con pantallas, con funciones limitadas o estúpidamente complejas me llaman.

Últimamente (la maldición de las vacaciones y el tiempo para cotillear las noticias de tecnología) he estado comprando algunos de estos artilugios tecnológicos o enredando con los que ya tenía. Mi cuasi-última adquisición es un PC para el coche que todavía tengo que integrar en el mismo.

Alguno se preguntará ¿Para qué? El propósito del aparato en sí, si bien es interesante, no es lo más importante. Lo realmente importante es la fascinante posibilidad de tomar algo que te han vendido como artículo finalizado (un coche) y modificarlo más allá de comprar fundas para los asientos o ponerle un ambientador. Estoy hablando de crear algo nuevo y diferente, el reto más increíble y que más recompensa al autor, pero además hablo del camino del aprendizaje, de la búsqueda de soluciones elegantes, de la superación de los problemas, del triunfo de la inventiva sobre los inconvenientes.

¿Funcionará? Por supuesto. No hay problema sin solución. No será rápido, ni indoloro, y de momento no ha sido barato, aunque estoy lejos de llegar al coste del producto, más limitado, que la marca vende ya listo para su uso. Me encanta.

De postre, una frase que me ha gustado:

- Cuando el sabio señala a la luna, el necio mira al dedo.