miércoles, 31 de diciembre de 2008

Facebook

La verdad, lo conozco desde hace tiempo, pero nunca me había molestado en hacer una cuenta, ni en Facebook, ni en Tuenti, ni en Sonico ni en ninguno, vaya.
En Septiembre ya me invitaron a Tuenti, y hace poco varias personas me invitaron a entrar en Facebook.
Si ya tenía bastante con los foros que frecuento (y eso quiere decir a menudo) ahora ya pueden pasar dos cosas: O bien desatiendo algo, o todo, o bien dedico algunos minutos más -como si eso fuese posible- a la Red de Redes.

Lo cierto es que me gusta estar en contacto con la gente. Me gustan los chascarrillos tontos y las conversaciones de toda la vida y me gusta saber qué están haciendo las personas que me importan.
Igual es por estar fuera y por estar perdiendo el contacto con algunos de vosotros. Igual es que salgo menos que antes (ahora, cuando salgo se me olvida cómo volver).

En fin. Nací junto con Internet, los ordenadores y las comunicaciones globales instantáneas. Esto está dominado :)

Como no os veré en Año Nuevo porque estaré en Inglaterra, dejando un regalo en Trafalgar Square, ¡Feliz Año Nuevo!
Espero que el 2009 sea un año completo en todos los sentidos.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Felices fiestas

En serio, no es broma. Desear lo mejor a los demás quizás no nos haga mejores, o quizás sí, pero no cuesta nada, y si por casualidad acertamos y realmente les va mejor sólo pueden traernos beneficios.

He pasado unos últimos días realmente buenos, tengo una serie de planes a corto y largo plazo bastante interesantes y quizás tenga una visión demasiado optimista de las cosas ahora mismo, pero estoy en uno de esos momentos de fé en los demás.
Es cierto que no todos "merecen ser salvados", pero los que realmente cuentan se merecen lo mejor de nosotros. Sin entrar en tópicos religiosos -pero sí morales- yo diría que mejorar la vida del prójimo es la mejor cosa que una persona puede hacer a cada minuto de su vida.

Sin embargo se me ocurre ahora -y es que, como siempre, escribo del tirón- que también necesitamos estar de tanto en cuanto en el "receiving end" de la cuestión. Quizás demos porque anhelamos recibir. Quizás dar sea una recompensa en sí mismo.
Si das y no recibes, como a veces pasa, y eso te hace sentir incompleto no sabría qué decirte. Sólo puedo desearte suerte y también justicia, o suerte en el reparto de justicia, que para el caso viene a ser lo mismo.

Oía hoy decir a la escritora francesa Anna Gavalda que el único consuelo real es el amor, y que el resto son sólo malos sustitutos. Sucedáneos baratos del motor de la vida. Amemos pues.