viernes, 23 de enero de 2009

Sentirse pequeño

El otro día en clase hablaba por algún motivo del sol, de las nubes, de como giramos en el universo unos alrededor de otros y demás zarandajas astronómicas.
Mientras hablaba mirando al sol pálido, oculto tras las nubes, tuve esa sensación de pequeñez que me da de cuando en cuando. Me sentí por un momento un micrométrico punto en esta bola que llamamos Tierra, girando alrededor de una estrella gigantesca en comparación. Una estrella que solamente es la estrella más cercana, una entre millones, a la que estamos atados.

Me sentí pequeño y extasiado por mi pequeñez, y a la vez sorprendido al comparar nuestra minúscula huella en el universo con lo grande que resulta nuestra vida, para nosotros y para los que nos rodean. No somos nada y sin embargo lo somos todo.
Comparadas con la escala del universo nuestras diminutas cosas no son nada, pero son todo lo que tenemos. Aunque viviésemos 1000 veces nuestras hazañas no llegarían más allá de la esquinita del brazo de la Vía Lactea en la que estamos.

Quizás el universo sea infinito, pero nosotros no. Aquí y ahora, lo que hacemos cuenta, cada vez.

1 comentario:

Javier Albizu dijo...

La escala que tenga nuestro cuerpo con respecto al tamaño de cualquier otra cosa (ya sea el vecino de al lado o la inmensidad del universo) siempre me han parecido algo de lo mas irrelevante.

Debemos de medirnos por nuestras acciones. Por lo que hacemos y para lo que las llevamos a cabo.